miércoles, 20 de marzo de 2013

10 años de guerra


Érase una vez en un lejano reino llamado catapulta vivía un tal Lord Chals Moreman. Su castillo estaba situado en una isla muy, muy pequeña, tan pequeña que igual que el castillo era la isla de grande. Ellos estaban muy protegidos porque estaban al lado de un gran embalse natural que actuaba como muralla y al otro lado del castillo estaba el Océano Atlántico asi que necesitarian atacarles con barcos, además como estaban situados en la orilla del mar, tendrían una gran ventaja, si subiera la marea no podrian atacarles a pie. Chals era muy hablador y le gustaba además vestirse humildemente. Casi siempre llevaba un puro habano en la mano. Siempre a su vanguardia estaba su fiel sirviente Rufinno el era Italiano y estaba encantado de trabajar para el señor Moreman que así  llamaba el a Chals. Una noche decidió hacer un gran banquete. En ese banquete todos no podían parar ni de beber alcohol, ni de comer.
-Por favor azúcar. dijo Chals gritándole a Rufinno.
Chals salió fuera del castillo. Desde allí se escuchaba el jolgorio del banquete. Cuando se levantó estaba muy cansado y no podía casi ni moverse. Aún así el siempre practicaba hípica por las mañanas al canto de los jilgueros.
Ellos, los de el castillo, vivían tranquilamente anuque a pesar de eso, estaban enfrentados con otro reino llamado ballesta. Los ballesta querían un terreno dominado por los catapulta y como no se ponían de acuerdo pués se creó esta guerra. Los catapultas estaban mejor preparados, y los ballesta eran unos vándalos, espero que no rehuyan, decía Chals. Ellos estaban en mejor posición porque además de que estaban en alto, podían lanzar cañonazos al otro castillo, eso sería una gran ventaja para los catapulta. Llego el día de la batalla, Todos estaban nerviosos, sobre todo los ballesta. A la vanguardia de los catapultas estaban dos con la bandera y dos con las lanzas,  y en la retaguardia los cañones. Los catapultas se alinearon en cinco filas, y mientras desde el castillo tendrían apoyo con los cañones. En el castillo chals junto a Rufinno presenciaban la batalla desde la torre más alta del castillo. En el primer momento que empezó la guerra, los ballesta ya habían perdido casi la mitad de soldados, y pensaron que tendrían que darles más tiempo para recuperarse. Los catapultas planeaban un ataque secreto, para pillarles por sorpresa. Por la mañana iban a atacarles con cañones, aunque los guerreros no estuvieran muy conformes con esa orden. Los aldeanos estaban asustados y los ballestas no pudieron soportar eso. Los catapultas pidieron su rendición, pero ellos no la aceptaron. Los ballestas le atacaron pero no les hicieron mucho daño, porque subió la marea y tuvieron que retirarse. Mucho más tarde, ya pasados nueve años, los dos estaban cansados de atacarse los unos a los otros. Pero al final llegaron a un acuerdo, los dos se rindieron y decidieron que ese terreno no fuera para nadie
                                                        

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